A very nice review about my last concert in Germany

Virtuoses Spiel auf der Kniegeige

Mit einem Konzert von Gambistin Johanna Rose verabschiedete sich der Kulturkreis Wildeshausen aus der Saison. Die Musikerin begeisterte dabei mit leidenschaftlich zärtlichem Spiel.

Wildeshausen. "Viola da Gamba ... eine mittlere Geige, die man zwischen den Knien spielt. Sie hat sechs Saiten und ist von ausnehmender Anmut. Die Nachtstücke lassen sich herrlich darauf vortragen; überhaupt alles, was Anmut und Zärtlichkeit atmet. Dieses Instrument fordert viel Gefühl, und nur wenige können es so spielen, wie es seiner Natur nach behandelt werden muß." Liebevoller, als es Christian Friedrich Daniel Schubart, ein ausgewiesener zeitgenössischer Kenner der Musik des 18. Jahrhunderts es tat, kann man von einem Instrument wohl nicht sprechen. Und unser Gewährsmann hätte auch seine Freude gehabt am Spiel der Gambistin Johanna Rose, die am Sonnabend vor großem Publikum ein Konzert im Musikschulsaal in Wildeshausen gab. Sie gab ihrem Instrument nun allerdings mehr als Anmut und Zärtlichkeit, ließ es auch hitzig funkeln, in leidenschaftlich virtuoser Spielfreude vibrieren.

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Das Programm begann mit einem Stück für Viola da Gamba solo von Karl Friedrich Abel. Abel war angesehener Gambist am Hofe zu Köthen zu der Zeit als Johann Sebastian Bach dort Hofkapellmeister war. Später ging er nach London, wo er mit Johann Christian Bach, jüngster Bach-Sohn, die sogenannten „Bach-Abel-Concerts“ gründete, die als Vorläufer der „Proms“ gelten. Abels „Arpeggio“ war in Johanna Roses Interpretation ein farbig flimmerndes Präludieren, in dessen mit wilder Expressivität gebrochenen Dreiklängen eine große melodische Linie hervorklang. Das alles war in einen durch alle Lagen unerschöpflichen Klangfarbereichtum getaucht. Aber auch die von Schubart genannte Zärtlichkeit war hier zugegen. Das führte pausenlos direkt in die Sonate D-Dur für Viola da Gamba und Basso continuo von Carl Philipp Emanuel Bach, dem zweiten der Bach-Söhne. Das geschmeidig fließende Adagio-Tempo des ersten Satzes war erfüllt vom Ausdruck melodischer Empfindsamkeit. Hohe melodische Anteile besaß hier auch das Continuo Spiel Javier Núnez', das über bloßes akkordisches Begleiten weit hinausging und manchmal auch dramatische Akzente setzte. Fast rauschhaft-virtuose Skalen und Dreiklangsbrechungen der Gambe gingen einher mit absoluter rhythmischer Klarheit im Spiel Johanna Roses. Es gab zauberhafte dynamische Beleuchtungen, spannende Temporückungen feinster Art. Und wenn im ansonsten vibratolosen Spiel einmal ein Ton eine „Schwebung“ erhält, wird das zum Ausdrucksereignis. Im schwelgerischen Arioso-Satz herrschten atmend-kantable Spannung und eine fürwahr „sprechende“ Artikulation. Und das Cembalo hatte alle „Mitspracherechte.“

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So wie hier muss es auch geklungen haben, wenn Karl Friedrich Abel sein „Solo a Viola da gamba“ gespielt hat: Ausgesungen mit berückend ausschwingenden Phrasenenden, Dissonanzen in akkordischer Mehrstimmigkeit auskostend, frei und doch streng geformt in Johanna Roses Spiel. Mit Johann Sebastian Bachs Sonate für Viola da Gambe und Cembalo g-Moll BWV 1029 betraten die beiden Musiker eine andere Bühne, nämlich die der klassischen Duo-Sonate, die Bach quasi erfunden hat. Man hat es hier mit zwei gleichwertigen Partnern zu tun, die sich die thematischen Bälle zuspielen, miteinander in dichte Dialoge treten oder im bewegten Fugenstil wetteifern. Die Adagio-Aria geriet mit schwärmerischer Entrücktheit, das Schlussallegro war von einer tänzerischen Beschwingtheit, die den großen Schlussapplaus förmlich „herbeitanzte“. Der Applaus wurde belohnt mit Variationen über das berühmte 'La Follia'-Thema. Diese waren vom Viola da gamba-Kenner Marin Marais und ließen noch einmal sensibelste Nuancierungskunst und rasante Leidenschaftlichkeit hören.

 

—Günter Matysiak. Weser-Kurier. Link


Interview about me, my new CD and future projects for the ‘Diario de Sevilla’

La violagambista alemana Johanna Rose, española por matrimonio, sevillana por residencia, presenta su primer CD en solitario, un álbum dedicado a sonatas de Carl Philipp Emanuel Bach

Natural de Bremen, Johanna Rose lleva diez años viviendo en Sevilla, adonde vino para ampliar sus estudios de viola y siguiendo al también violagambista Fahmi Alqhai, con quien acabaría casándose y con quien tiene dos hijas. A finales de 2017 salió a la venta su primer disco en solitario, un álbum en el que, acompañada por el clavecinista Javier Núñez, ha recogido las tres sonatas para la viola da gamba de Carl Philipp Emanuel Bach.

Como tantos otros violistas usted empezó estudiando violonchelo, ¿a qué se debió el cambio de instrumento?

Hille Perl es una muy importante y célebre gambista alemana que da clases en Bremen. Yo era amiga de su hija. Fue ella la que me animó a pasarme a la viola. Tenía una personalidad muy persuasiva, y yo tenía entonces una edad en que no era difícil convencerme. Y lo cierto es que desde el principio me gustó mucho más la viola. Me parecía mucho más natural. No sólo su sonido, sino también la forma de cogerla, de abrazarse al instrumento. Era mucho más natural para mí. No era necesario usar tanto vibrato ni otros recursos artificiales.

Y acaba en Sevilla estudiando con Ventura Rico, pero después de pasar por dos de las principales escuelas internacionales de viola.

Sí, yo estudiaba en Basilea con Paolo Pandolfo, pero no terminaba de congeniar con él, así que me fui a Lugano a trabajar con Vittorio Ghielmi, y allí me encontré con muchos gambistas sevillanos. Fahmi estaba en su último año, pero también estaban Rami [Alqhai, hermano de Fahmi] y Sara Ruiz, y luego llegó Juan Ramón Lara. Todos me hablaron muy bien de Ventura. Me parecía interesante estudiar con él después de haberlo hecho con Vittorio, que te exige mucho trabajo técnico. Con Ventura fue todo más relajado.

Después de diez años, ¿cómo es vivir en Sevilla para alguien que se dedica casi exclusivamente a tocar la viola da gamba de forma profesional?

Hay que buscar trabajo por todos lados, esto es así. También doy clases privadas. He tenido varios alumnos y es algo que me gusta mucho. De todos modos, mi principal dedicación es el trabajo con Accademia del Piacere [el grupo que lidera Fahmi Alqhai], aunque también he podido hacer trabajos en dúo, por ejemplo con Sara Ruiz o con el laudista Miguel Rincón. Me gusta mucho la formación de dúo, porque además son proyectos que resultan fáciles de mover, ya que no son muy costosos. De todos modos, está claro que comparando con los violistas que se quedaron en Alemania, allí hay más trabajo. Cuando llega la Semana Santa no hay año que no hagan alguna de las pasiones de Bach. Yo en España he podido hacer sólo una San Mateo en Burgos, hace unos años.

¿Este disco nace con la voluntad de que salgan conciertos?

Claro. Me encantaría hacer conciertos con este repertorio. Para esto se graba un disco. La mayoría de los músicos graban para eso. Si no grabas discos nadie te conoce y no das conciertos.

Y para su debut en solitario se ha ido a un repertorio especialmente difícil para su instrumento. ¿Por qué CPE Bach para empezar?

Por varios motivos. Lo primero es que me encanta esta música. Te da una oportunidad de cantar con el instrumento que siempre me ha fascinado, justamente este repertorio y en concreto la Sonata en re mayor, que posiblemente sea lo más difícil que hay para la viola. Está claro que podría haber empezado con algo de Marais, pero ese es un repertorio que está ya muy grabado. En cambio, esta música se hace muy poco, incluso en Alemania. No sé, quizás tenga que ver la dificultad, pero es una música única para la viola. Luego hay también una razón sentimental. Mi abuelo, que era organista y profesor, era un gran amante de Bach, del más famoso de los Bach, pero también de Emanuel. Su primer instrumento fue un clave, un modelo antiguo de aquellos que tocaba Karl Richter. Se compró toda la primera edición Bärenreiter de Bach y tenía también el famoso tratado de Carl Philipp. Son objetos con un gran valor para mí, que me traje a Sevilla. Y hacer este disco, con esta música, era vincularme de algún modo a mi tradición familiar.

Escogió como acompañante a Javier Núñez, compañero en Accademia del Piacere. ¿Habían trabajado juntos como dúo antes?

Habíamos tocado juntos hace tiempo, cuando él estaba en Mallorca. Y ahora con Accademia trabajamos mucho juntos. Me gusta mucho cómo toca. Vive aquí y podemos ensayar cómodamente. A él le interesó también mucho esta música, y tenía muchas ganas de trabajarla. Para mí es muy importante tener confianza en mis compañeros. Este verano haremos un programa juntos en Alemania con este repertorio y espero que salgan más.

¿Con qué instrumento ha grabado el disco?

Es una viola construida en Austria hacia 1930, que encontré hace unos años, y me encanta. Se nota que ya está tocada, y en esto marca una gran diferencia con los instrumentos nuevos. Tengo la sensación de que aporta algo de armónicos que no te dan los nuevos. Me gustó mucho cuando la vi, así que vendí todas las que tenía para comprarla. Las violas son muy diferentes todas entre sí. La personalidad de cada gambista depende mucho de su instrumento, aunque luego cada cual termina adaptándola a su estilo. Esta tiene un sonido muy directo, para esta música es genial, aunque a lo mejor para la música francesa no va tan bien.

¿Le interesa seguir profundizando en el repertorio alemán para la viola?

Sí, mucho, más música alemana del período, en formación pequeña, a solo o quizás con tiorba.

¿Y los conciertos de Graun?

Para eso necesitas una orquesta. Y además, quitando el Concierto en la menor, que me gusta mucho, los otros no me parece que sean tan buenos. Mucho esfuerzo para un resultado que no es demasiado atractivo ni para el intérprete ni para el oyente.

¿Es fácil convivir en casa con otro músico que además toca su mismo instrumento?

Lo llevamos bien. Tanto las confianzas como las tensiones son mayores que con otros músicos, lo cual es bueno para algunas cosas y malo para otras. Al principio tocábamos mucho juntos en casa. Pero ya no. Él está en el estudio trabajando mientras yo estudio en casa. Nos vemos para ensayar con el grupo; ahí yo soy una contratada más y tratamos de llevarlo de forma profesional.

 

— Entrevista: PABLO J. VAYÓN. Diario de Sevilla. Fuente original